El ascenso de Hitler al poder en Berlín precipitó los acontecimientos. En 1934, los nazis austriacos intentaron un golpe en Viena, asesinando al canciller Dollfuss. El fracaso del golpe, en el que tuvo que ver la oposición de Mussolini quien desplegó rápidamente divisiones en el paso alpino del Brennero, pospuso los planes de Hitler.
Siguiendo los planes recogidos en el protocolo Hossbach, el canciller alemán trató de forzar mediante amenazas al gobierno derechista de Schussnigg a aceptar la anexión de Austria. La resistencia del dirigente austríaco, convocando un referéndum sobre la cuestión, precipitó la invasión de su país el 12 de marzo de 1938. La favorable reacción de gran parte de la población austriaca, llevó a la convocatoria de un plebiscito el 10 de abril. El 99.7 por ciento de la población, según las autoridades nazis, aprobaron la anexión.
Levantando la barrera que separa Austria de Alemania.
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